Actividad 4







Actividad 4

 a) Completa con b o v según corresponda:

Mo  ilidad, reci  ir,  ha ilidad,  iología, medita  undo,   eneficiar, ser  iran, o   jeto, pensa   áis,

a   relatas,   inóculo,   urlesco,  hir  iente,  retri  uir,   iodiversidad, ci   il,    enéfico, o    ligación, 

sir   iente, su   marino,      i   lioteca,  culpa   le,  o   cecado, accesi    ilidad, de    ilidad, 

descu    rimiento, a    surdo, ad    ersario, deri    ar,     enefactor, rema    an, 

í       amos.


b) Escribe b o v donde sea preciso:

Este a   relatas me lo ha prestado Pa    lo.

Le encanta    an los li    ros y siempre ha    ía querido ser     i   liotecario.

Me han apuntado a un curso trimestral de    uceo.

    raulio esta   a especializado en      ioquímica.

Estaba o     cecado por descu    rir la verdad.

Sa   ía que este mue    le no  i    a a ca   er en el salón.

Esta re   ista es una pu   licación  trimensual.

Es céle   re su gran    enevolencia en todo el mundo.

Sus comentarios no gozan de ninguna credi   ilidad.

Él es quien ha conce    ido la idea      ásica del proyecto.

Todas las noches se senta   an a leer en su        utaca.

No hay  datos o    jetivos  so    re la existencia de los o    nis.

Nos sir     ieron con una desgana a    rumadora.

Me sa   e mal tener que darte esta noticia.


c) Corrige los errores ortográficos.

Unos livros reveldes.

Trabajar en una biblioteca resultó más sorprendente de lo que Serigo havía podido concevir 
jamás. Normalmente se pasavan el día sentado entre la gente que no soltava ni una sola palavra. 
Sin embargo, una tarde todo camvió.Sergio se havía quedado solo colocando unos livros que acavavan de recibir. Eran tantos que no cavían en los estantes. Como su jefe  no era precavido, no havía pensado en encargar muevles para guardarlos. Faltava espacio, así que tubo que apretar unos livros contra otros de mala manera.
De repente, oyó un golpe seco a sus espaldas. Se dio la buelta y descubrió que havía caído uno de los livros del estante superior. Lo colocó en su sitio y, al girarse, el livro se derrumvó nuevamente a sus espaldas. Sergio lo cogió y miró voquiavierto. ¿Cómo era posivle? Lo puso en su sitio por tercera vez y el livro se cayó de nuebo.
El vivliotecario se encogió de homvros y lo observó sin entender nada de lo que estava pasando. Dava la impresión de que el livro se huviera tirado a propósito. Aunque se quedó meditavundo un momento, al final se convenció de que era una casualidad. Pero en esta ocasión, el livro ni siquiera se dejava colocar, oponiéndo tanta fuerza como si estuviese bibo. El joven vivliotecario se asustó y prefirió espera al día siguiente.
Tan pronto como llegó su jefe, le comentó que necesitava más estanterías para que pudieran caver los livros nuevos. Una vez que llegaron los muevles solicitados, pudo colocar los livros de modo que tuvieran suficiente espacio. Esa tarde ninguno de ellos mantubo su obstinada rebeldía. Resultava ovbio que sólo protestavan para conseguir un lugar digno y ahora, en sus estantes nuevos, havían alcanzado la más absoluta felicidad.

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